Moreno llega a su casa de noche. De su llavero de
cuero marrón escoje la oxidada llave del portal y con dos
vueltas a la cerradura abre la puerta.
Hay una pequeña luz piloto del interruptor. Moreno la
pulsa y comienza a subir por la escalera, acompañado por el
tic-tac del temporizador de la luz; hasta el primer piso,
donde se detiene un instante, con el dedo índice cerca del
interruptor.
Se queda a oscuras (el tiempo está medido para subir
piso a piso) y tan sólo un momento después de haberse
apagado ya lo ha vuelto a pulsar y sube con el tic-tac hasta
la siguiente planta. Su casa.
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